Aug
17
2012
"Cada decisión primero hay que pensarla con la inteligencia, sentirla con el corazón y mantenerla con voluntad hasta el final."
Una vez me hicieron una pregunta similar a esta: ¿Qué dice
el corazón? ¿Qué manda la razón? El corazón hizo la pregunta, el problema fue
que la razón le respondió.
La verdad es que es una pregunta que todos nos hacemos en
silencio, solo que en forma distinta. Estamos en la eterna lucha de qué hacer,
qué decidir. ¿Quién gana? ¿La razón o el corazón?
Técnicamente es así:
El cerebro y el corazón son dos partes de un todo, ya que es
difícil que uno pueda actuar del modo correcto sin la intervención del otro.
Técnicamente, sin un corazón que lata el cerebro no funcionaría correctamente.
Del mismo modo, sin un cerebro que lo indique, el corazón no sabría ni cómo latir.
Es imposible que uno pueda vivir sin el otro, al menos no por mucho tiempo.
Existen quienes tratan de romper esta relación: o pensamos
con el cerebro o pensamos con el corazón. Pero la verdad es, que ambas cosas
son imposibles.
Si no hiciéramos caso al corazón y actuáramos solo en
función de la razón, la vida en si sería fría y calculable. No existirían las
emociones, puesto que no habría nada de que emocionarse, seríamos algo así como
autómatas. De la misma forma, si actuáramos escuchando únicamente al corazón, a
los impulsos, la vida sería demasiado descontrolada y apasionada, por lo tanto,
actuaríamos netamente por instinto, lo cual sería transformarnos en nuestra
parte animal. En ambos casos se perdería nuestra humanidad.
La razón, entonces, nos permite controlar nuestras
emociones. De esta forma actuamos de forma estratégica. El corazón, que por su
lado busca la satisfacción inmediata del espíritu, nos permite hacernos
cuestiones sobre si la razón está o no en lo correcto, y si existe un margen de
error en lo que dicta.
Entonces, para poder actuar de la manera adecuada y llegar a
nuestra felicidad es necesario que aprendamos a escuchar a ambos al unísono, ya
que la razón y el corazón trabajan en equipo y no de manera individual, así que
no podemos hacer caso omiso a ninguno de ellos.
Por mi parte, la respuesta que di a aquella pregunta fue
esta:
Cuando el corazón hace una pregunta y la razón le responde con datos y fuentes,
devolviéndolo a la “realidad”, es probable que el corazón se desanime y tenga
miedo de volver a preguntar. Sin embargo, a pesar de todos los datos y de que
las estadísticas intentan demostrar que el corazón se equivoca, este sabe que
existe algo más allá de lo que parece lógico; algo que la razón no acepta
porque tiene miedo…
La razón teme abandonar ese mundo tan perfecto que plantea
la lógica, donde todo tiene una explicación y todo puede ser controlable. Todo
se calcula, no hay errores. El corazón trata de desviarla por el camino de la
incertidumbre, de la ansiedad, donde nada está dicho y cualquier cosa puede
pasar. El corazón sabe, gracias a la razón,
que en ese camino habrá situaciones que lo harán caer, que lo lastimarán
una y otra vez, que puede que camine solo un buen tramo, y muchas otras cosas más;
pero también sabe que en ese camino se puede encontrar una gran
felicidad, la cual a pesar de que tristemente tiende a ser temporal, vale la
pena conocer.
La razón trata de advertir al corazón para que no sufra por
lo mismo una y otra vez, pero este siempre está dispuesto a intentarlo de
nuevo, a pesar de todo.
Ahora mi pregunta es:
¿Hasta qué punto necesita la razón
controlar al corazón?
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