Juguemos a las escondidas

Las escondidas, un juego tan simple como lo dice el nombre: todos se esconden y uno se encarga de encontrarlos a todos, si puede. 

La verdad es que no planeo filosofar sobre este juego, al menos no en esta ocasión. Lo menciono porque resulta ser el tema principal de una de mis historias favoritas: Locura y Amor. 

¿Que tienen que ver las escondidas con la locura y el amor?

Bueno, para eso tienen que leer la historia. Yo, por mi parte, la leí por primera vez en un examen final del colegio. Es posible que haya sido el primer examen que disfruté realmente, jaja =). Entonces, sin decir más, espero la lean y les guste tanto como a mí. Estoy segura que, al menos, les parecerá simpática.

Amor y Locura

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: ¿Jugamos al escondite?

LA INTRIGA levantó la ceja intrigada, y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿al escondite? ¿Y cómo es eso?

Es un juego - explicó LA LOCURA- , en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA.

LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar, LA VERDAD prefirió no esconderse ¿para qué? Si al final siempre la hallaban, la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y LA COBARDIA prefirió no arriesgarse...

Uno, dos, tres... comenzó a contar LA LOCURA.

La primera en esconderse fue LA PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino.

La FE subió al cielo y LA ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos ...que si un lago cristalino , ideal para LA BELLEZA, que si la rendija de un árbol, perfecto para LA TIMIDEZ, que si el vuelo de una ráfaga de viento, magnífico para LA LIBERTAD. Así terminó por ocultarse en un rayito de Sol.

EL EGOÍSMO en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.

LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arcoiris) y LA PASIÓN Y EL DESEO en el centro de los volcanes.

EL OLVIDO... se me olvidó donde se escondió...pero eso no es lo importante.
Cuando LA LOCURA contaba 999.999, EL AMOR aún no se había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado...hasta que encontró un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

Un millón, - contó LA LOCURA- y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue LA PEREZA sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a LA FE discutiendo con DIOS en el cielo sobre teología y a LA PASIÓN y EL DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido encontró a LA ENVIDIA y claro, pudo deducir donde estaba EL TRIUNFO.
AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, el sólo salió de su escondite, había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió LA BELLEZA y con la DUDA resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, EL TALENTO entre la hierba fresca, a LA ANGUSTIA en una oscura cueva, a LA MENTIRA detrás del arcoiris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO...que ya se le había olvidado que estaban jugando al escondite, pero sólo EL AMOR no aparecía por ningún sitio, LA LOCURA buscó detrás de cada árbol, cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas había herido en los ojos AL AMOR; LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse, lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra...

"EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA"


El viajero mas tonto del mundo



Hay veces en las que nos tocan situaciones injustas en la vida. Hay veces que damos todo por alguien y recibimos muy poco. Hay veces que nos esforzamos mucho sin tener recompensa.  Hay veces que nos sentimos engañados… ultrajados… aprovechados…

“Eres tan bueno que eres tonto.”

No se a cuantos les habrán dicho esto. Personalmente, a mí me lo han dicho unas cuantas veces. Tonta por dar demasiado sin recibir algún reconocimiento, tonta por ser demasiado solidaria con personas que, tal vez, no merecían ese trato de mi parte… Por eso soy tonta, y seguro muchos otros más.

¿Será cierto? ¿De verdad es correcto comparar la inocencia, la ingenuidad con la estupidez? ¿Será cierto que, de vez en cuanto, nos comportamos como tontos?

De repente me provocó compartir esta historia, se titula  “El viajero más tonto del mundo”. Se trata de un cuento corto que encontré en una serie, cuando los personajes se preguntaban por qué hay personas que, a pesar de que son bastante desafortunados, siempre parecen estar felices.

La historia empieza así:



"Érase una vez un viajero muy tonto. ¿Por qué era tan tonto? Pues porque cualquiera podía engañarle, y todos los habitantes de la ciudad se aprovechaban de él. 
- "Necesito comprar medicinas".-
La gente de las aldeas lo engañaban y le iban dejando sin dinero, sin ropa y sin zapatos.
- "Mi hermana está enferma".
- "No tengo dinero para comprar semillas para mi huerto".


 

Pero el viajero era tan tonto que continuaba regalando sus cosas porque pensaba que así ayudaba a la gente.  Se emocionaba cuando le decían – “¡Nos has salvado!”. – Y él, con los ojos llenos de lágrimas, decía que esperaba que así fueran felices. 



Al final, se quedó completamente desnudo. Entonces, el viajero sintió tanta vergüenza que decidió continuar su viaje a través del bosque.

Esta vez, se tropezó con los ogros que allí habitaban. Estos querían comerse al viajero, y usaron hábiles palabras para engañarlo. El viajero les creyó y fue dándoles partes de su cuerpo poco a poco: una pierna por aquí, un brazo por allá. 
Al final, al viajero solo le quedó la cabeza y, al último ogro, le dio sus ojos.


Aquel ogro le dijo al viajero mientras masticaba sus ojos con gusto: -“Gracias, como agradecimiento quiero darte un regalo”. – y le dejó aquello. 

El regalo era un trozo de papel en que había escrito la palabra "tonto". 
Pero al oírle, el viajero se echó a llorar. 
- "Gracias, gracias"- le dijo. - "Es la primera vez que alguien me da un regalo. Qué ilusión. Mil gracias".- y las lágrimas siguieron brotando a pesar de que ya no tenía ojos.




Y así, el viajero murió abandonado en el bosque…

La historia termina aquí."

Estoy segura de que, a la mayoría, este cuento les parecerá triste o deprimente. Hasta tonto, se podría decir. Si lo vemos desde un punto de vista lógico, podríamos decir que el viajero es, en efecto, un tonto. ¿Por qué? Pues porque dio todo lo que tenía sin recibir nada a cambio… Se dejó engañar y lo perdió todo…

Pero pensándolo bien, ¿No es eso maravilloso? El poder entregarlo todo sin miedo a no recibir nada. El despojarse de todo sin tener que sufrir por ello. A veces nos preocupamos tanto en pensar qué vamos a recibir a cambio de alguna acción, que olvidamos el verdadero motivo por el cual queremos realizarla. Pienso que es increíble la capacidad de darlo todo, arriesgarlo todo simplemente por querer ver felices a los demás. Y que la felicidad ajena se convierta a la vez en tu propia felicidad. ¿No es esa una cualidad preciosa?

 “Que entrañable es el sufrimiento. Pensar en eso es malgastar el tiempo. Pero el viajero no pensaba en su propio dolor. Es posible que para alguien tan solo sea un pobre tonto, pero para mí no lo es. Aunque para el resto de la gente sea una persona fácil de engañar, yo no le voy a engañar. A mí lo que me gustaría es hacerle feliz de verdad.”

Todos hemos sido viajeros tontos alguna vez. Es por eso que, cuando nos encontramos con uno nuevamente, nos creemos con el derecho de llamarle “tonto”. Pero la verdad, ninguno lo es, ninguno de nosotros lo fue. Fuimos afortunados, porque lo dimos todo, por algo o alguien, alguna vez.

Así que, la próxima vez que encuentres a algún viajero tonto por ahí, o si tienes a alguno como amigo, cuida mucho a esa persona.

Entonces, ¿Aun creen que el viajero es tonto?

Razón vs Corazón


"Cada decisión primero hay que pensarla con la inteligencia, sentirla con el corazón y mantenerla con voluntad hasta el final."

Una vez me hicieron una pregunta similar a esta: ¿Qué dice el corazón? ¿Qué manda la razón? El corazón hizo la pregunta, el problema fue que la razón le respondió.

La verdad es que es una pregunta que todos nos hacemos en silencio, solo que en forma distinta. Estamos en la eterna lucha de qué hacer, qué decidir. ¿Quién gana? ¿La razón o el corazón?

Técnicamente es así:

El cerebro y el corazón son dos partes de un todo, ya que es difícil que uno pueda actuar del modo correcto sin la intervención del otro. Técnicamente, sin un corazón que lata el cerebro no funcionaría correctamente. Del mismo modo, sin un cerebro que lo indique, el corazón no sabría ni cómo latir. Es imposible que uno pueda vivir sin el otro, al menos no por mucho tiempo.

Existen quienes tratan de romper esta relación: o pensamos con el cerebro o pensamos con el corazón. Pero la verdad es, que ambas cosas son imposibles.

Si no hiciéramos caso al corazón y actuáramos solo en función de la razón, la vida en si sería fría y calculable. No existirían las emociones, puesto que no habría nada de que emocionarse, seríamos algo así como autómatas. De la misma forma, si actuáramos escuchando únicamente al corazón, a los impulsos, la vida sería demasiado descontrolada y apasionada, por lo tanto, actuaríamos netamente por instinto, lo cual sería transformarnos en nuestra parte animal. En ambos casos se perdería nuestra humanidad.

La razón, entonces, nos permite controlar nuestras emociones. De esta forma actuamos de forma estratégica. El corazón, que por su lado busca la satisfacción inmediata del espíritu, nos permite hacernos cuestiones sobre si la razón está o no en lo correcto, y si existe un margen de error en lo que dicta.

Entonces, para poder actuar de la manera adecuada y llegar a nuestra felicidad es necesario que aprendamos a escuchar a ambos al unísono, ya que la razón y el corazón trabajan en equipo y no de manera individual, así que no podemos hacer caso omiso a ninguno de ellos.

Por mi parte, la respuesta que di a aquella pregunta fue esta:

Cuando el corazón hace una pregunta  y la razón le responde con datos y fuentes, devolviéndolo a la “realidad”, es probable que el corazón se desanime y tenga miedo de volver a preguntar. Sin embargo, a pesar de todos los datos y de que las estadísticas intentan demostrar que el corazón se equivoca, este sabe que existe algo más allá de lo que parece lógico; algo que la razón no acepta porque tiene miedo…

La razón teme abandonar ese mundo tan perfecto que plantea la lógica, donde todo tiene una explicación y todo puede ser controlable. Todo se calcula, no hay errores. El corazón trata de desviarla por el camino de la incertidumbre, de la ansiedad, donde nada está dicho y cualquier cosa puede pasar. El corazón sabe, gracias a la razón,  que en ese camino habrá situaciones que lo harán caer, que lo lastimarán una y otra vez, que puede que camine solo un buen tramo, y muchas otras cosas más; pero también sabe que en ese camino se puede encontrar una gran felicidad, la cual a pesar de que tristemente tiende a ser temporal, vale la pena conocer.

La razón trata de advertir al corazón para que no sufra por lo mismo una y otra vez, pero este siempre está dispuesto a intentarlo de nuevo, a pesar de todo.


Ahora mi pregunta es:
¿Hasta qué punto necesita la razón controlar al corazón?

Placeres Cotidianos

Pienso que a veces las personas dejamos pasar desapercibidas muchas cosas porque estamos distraídos en ideales concretos, pero que, en general, son objetivos de largo plazo. Mejor dicho, nos enfocamos en el futuro, siempre, olvidando así el presente. Trabajamos duro hoy para poder cobrar la quincena, estudiamos duro para un examen que es dentro de dos días, nos amanecemos haciendo cosas para no tener que hacer nada mañana, etc. ¿Con que objetivo? Pues creo, según experiencia propia y ajena, que es para poder sentirnos realizados y disfrutar de cosas en el futuro. En resumen: encontrar la felicidad, según los ideales de cada quien.

No digo que esté mal, de hecho creo que organizarse y tomar iniciativa en la vida es algo bueno, y pienso que todos buscamos lo mismo en el fondo: la tranquilidad, disfrutar de una vida sin preocupaciones. Sin embargo, creo que al enfocarnos  tanto en disfrutar del futuro desperdiciamos el ahora. No nos damos cuenta que durante el día hay muchas cosas que, aunque sean pequeñas y parezcan algo insignificante, nos brindan placer y alegría, así sea instantáneamente. Cosas cotidianas, que ignoramos sin querer, conocidos también como pequeños placeres de la vida.

Esta idea me vino a la mente recordando la película Amelie, y de como cuando vi la escena de sus pequeños placeres cotidianos me hizo acordar a mi cuando de niña metía las manos en los sacos de arroz, lentejas o frijoles, cuando acompañaba a mi mamá a hacer compras. ¿Por qué deje de hacerlo? Bueno puede que sea porque ahora no hay muchos mercados que vendan las legumbres de esa forma, ahora todo es embolsado. Pero me hizo pensar en muchas otras cosas, aparentemente insignificantes, que me daban bienestar y había dejado de hacer sin ningún motivo. Así que decidí hacer un listado de cosas que me encantan y que, de ahora en adelante cuando tenga la oportunidad, me voy a tomar unos cinco minutos de mi atolondrado día y disfrutarlas como lo hacía antes. Creo que es importante para todos encontrar y disfrutar los pequeños placeres de la vida.

Mis pequeños placeres de la vida

  • Oler un libro nuevo.  -O viejo, también me gusta-
  • Meter la mano en un saco de legumbres.
  • Reventar el bubblewrap.
  • Caminar en la arena húmeda de la orilla de una playa de noche. -Y cuando el agua te moja los pies-
  • Ver el fuego de una fogata.
  • Encontrar plata en lugares que te habías olvidado estaba.
  • Mirar el sol del atardecer. -Estés en el lugar que estés-
  • Mirar la luna y las estrellas cuando el cielo está despejado.
  • El “silencio” en algún lugar alejado de la ciudad. 
  • El olor a bebé.
  • Comer galletas "Margarita" así: primero los pétalos y de ahí el centro.
  • Quedarse dormido en la playa en la sombra durante el día.
  • Meter los pies en la arena tibia cuando ya hace un poco de frío.
  • El ruido de la lluvia.
  • Recibir un mensaje de una persona de la que no sabias hace tiempo. -Y extrañabas-
  • Pisar las hojas secas. -Y escuchar cuando las pisas-
  • Dibujar tonterías mientras hablas por teléfono con alguien.
  • Tener la suerte de ver un arco iris.
  • Derramar la cera caliente de una vela en los dedos o la mano. -Sin quemarse-
  • Sacarse los zapatos después de una fiesta.
  • La sensación de que no hay trabajos pendientes para hacer el fin de semana.
  • Comer chocolate. 
  • Reír a carcajadas hasta que te salgan lágrimas.
  • Encontrar mariposas en un jardín.
  • Comer masa para galletas cruda. -Aunque me digan que es malo, lo sigo haciendo-
  • Cantar a todo pulmón una canción que te gusta. 
  • Escuchar a un bebé reírse.
  • Robarle una sonrisa a alguien.
  • Recordar cosas y reírte solo.
  • Decorar el árbol y la casa para Navidad.
  • Darte un baño con espuma.
  • Olor a pan recién hecho.
  • Escuchar a los pájaros.
  • Terminar un trabajo o proyecto con tranquilidad y poder dormir. -Esto es algo inusual-
  • Ver una película donde los personajes visitan un sitio que ya conoces, y te emocionas.
  • Encontrar el inicio de la cinta scotch.
  • Reírte con un extraño de otro extraño.
  • Cuando solo el árbol de Navidad alumbra la casa.
  • Ver las calles y tiendas decoradas para alguna festividad. 
  • Usar la casaca de tu enamorado y que huela a él.
  • El timbre del recreo. -Cuando estábamos en el colegio-
  • Que pidan interlineado en un ensayo para que ocupe mas espacio.
  • Entrar por una puerta giratoria.
  • Abrazar un peluche para dormir.
  • Estar en el primer asiento de una montaña rusa.
  • Cocinar algo por primera vez y que salga bien.
  • Tararear un solo de guitarra.
  • Mirar hacia arriba estando bajo el agua.
  • Terminar el último examen del ciclo.
  • Cuando alguien te guarda un sitio en algún lugar sin que se lo pidas.

Estas son algunas de las muchas cosas que me encantan de la vida, aunque puedan ser pequeñeces. Son todas las que se me ocurren hasta ahora, pero sin duda tengo muchas más que todavía no descubro. Entonces, ¿Cuáles son tus pequeños placeres de la vida? Te invito a hacer una lista para te acuerdes de disfrutarlas y nunca más vuelvas a dejarlas pasar por alto.

Las bolas de arroz tienen la ciruela salada en la espalda

Aunque el título pueda parecer raro, la verdad es que esta frase, tan simple como luce, guarda un significado muy bonito. Creo que la gran mayoría sabe qué es una "bola de arroz" y, si no es el caso, entonces les cuento que es un plato japonés que consiste en una bola de arroz mezclada con otros ingredientes.

¿Y por qué una bola de arroz? Bueno, en verdad no es algo que se me haya ocurrido a mí, sino a una frase que encontré en una serie llamada Fruits Basket. Lo cierto es que, al igual que la frase, pueda no parecer gran cosa, pero la verdad es que es una serie que te invita a reflexionar sobre muchas cosas.
Por ejemplo, ¿Por qué las personas no podemos estar sin envidiar a nadie? ¿Por qué no podremos ver las cosas buenas que tiene uno mismo?

Esta es una de las preguntas que surge en la serie. No se trata de una envidia maliciosa de lo que hablamos, sino del inconformismo que, de vez en cuando, sentimos con lo que tenemos. Creo que sería mentira decir que nunca hemos sentido envidia sana por alguien, el pensar que otros tienen cualidades de las que carecemos, o privilegios que nunca nos tocan, etc. A veces, el pensar que nos faltan cosas, nos hace olvidar de que tenemos muchas otras que, seguro, otros también envidian. Todos tenemos algo bueno y distinto que ofrecer. La verdad es que es imposible que una persona cuente con todas las buenas cualidades que existen en el mundo, siempre tendremos defectos, pero eso no nos hace menos que los demás.

Entonces, ¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta, a veces, de nuestras propias cualidades?

"Podría ser que estuviera en la espalda… Supongamos que las cosas maravillosas que tiene una persona fueran la ciruela salada de la bola de arroz, podría ser que esta ciruela estuviera colocada en la espalda. Las gentes de todo el mundo tendríamos en la espalda una ciruela salada; de diferentes formas, colores, y gustos, pero debido que esta en la espalda no podríamos ver nuestra propia ciruela salada. 





“Yo no tengo nada, solo soy una bola de arroz blanco.”

  

Y eso es lo que pensaríamos aunque también tuviésemos una ciruela en la espalda. Y es posible que, si sentimos envidia por alguien, es porque podemos ver la ciruela que tiene esa persona."




"Yo la veo, la veo perfectamente. La ciruela salada que llevas en la espalda."

Solo necesitas, de vez en cuando, alguien que te lo recuerde. 

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