El viajero mas tonto del mundo



Hay veces en las que nos tocan situaciones injustas en la vida. Hay veces que damos todo por alguien y recibimos muy poco. Hay veces que nos esforzamos mucho sin tener recompensa.  Hay veces que nos sentimos engañados… ultrajados… aprovechados…

“Eres tan bueno que eres tonto.”

No se a cuantos les habrán dicho esto. Personalmente, a mí me lo han dicho unas cuantas veces. Tonta por dar demasiado sin recibir algún reconocimiento, tonta por ser demasiado solidaria con personas que, tal vez, no merecían ese trato de mi parte… Por eso soy tonta, y seguro muchos otros más.

¿Será cierto? ¿De verdad es correcto comparar la inocencia, la ingenuidad con la estupidez? ¿Será cierto que, de vez en cuanto, nos comportamos como tontos?

De repente me provocó compartir esta historia, se titula  “El viajero más tonto del mundo”. Se trata de un cuento corto que encontré en una serie, cuando los personajes se preguntaban por qué hay personas que, a pesar de que son bastante desafortunados, siempre parecen estar felices.

La historia empieza así:



"Érase una vez un viajero muy tonto. ¿Por qué era tan tonto? Pues porque cualquiera podía engañarle, y todos los habitantes de la ciudad se aprovechaban de él. 
- "Necesito comprar medicinas".-
La gente de las aldeas lo engañaban y le iban dejando sin dinero, sin ropa y sin zapatos.
- "Mi hermana está enferma".
- "No tengo dinero para comprar semillas para mi huerto".


 

Pero el viajero era tan tonto que continuaba regalando sus cosas porque pensaba que así ayudaba a la gente.  Se emocionaba cuando le decían – “¡Nos has salvado!”. – Y él, con los ojos llenos de lágrimas, decía que esperaba que así fueran felices. 



Al final, se quedó completamente desnudo. Entonces, el viajero sintió tanta vergüenza que decidió continuar su viaje a través del bosque.

Esta vez, se tropezó con los ogros que allí habitaban. Estos querían comerse al viajero, y usaron hábiles palabras para engañarlo. El viajero les creyó y fue dándoles partes de su cuerpo poco a poco: una pierna por aquí, un brazo por allá. 
Al final, al viajero solo le quedó la cabeza y, al último ogro, le dio sus ojos.


Aquel ogro le dijo al viajero mientras masticaba sus ojos con gusto: -“Gracias, como agradecimiento quiero darte un regalo”. – y le dejó aquello. 

El regalo era un trozo de papel en que había escrito la palabra "tonto". 
Pero al oírle, el viajero se echó a llorar. 
- "Gracias, gracias"- le dijo. - "Es la primera vez que alguien me da un regalo. Qué ilusión. Mil gracias".- y las lágrimas siguieron brotando a pesar de que ya no tenía ojos.




Y así, el viajero murió abandonado en el bosque…

La historia termina aquí."

Estoy segura de que, a la mayoría, este cuento les parecerá triste o deprimente. Hasta tonto, se podría decir. Si lo vemos desde un punto de vista lógico, podríamos decir que el viajero es, en efecto, un tonto. ¿Por qué? Pues porque dio todo lo que tenía sin recibir nada a cambio… Se dejó engañar y lo perdió todo…

Pero pensándolo bien, ¿No es eso maravilloso? El poder entregarlo todo sin miedo a no recibir nada. El despojarse de todo sin tener que sufrir por ello. A veces nos preocupamos tanto en pensar qué vamos a recibir a cambio de alguna acción, que olvidamos el verdadero motivo por el cual queremos realizarla. Pienso que es increíble la capacidad de darlo todo, arriesgarlo todo simplemente por querer ver felices a los demás. Y que la felicidad ajena se convierta a la vez en tu propia felicidad. ¿No es esa una cualidad preciosa?

 “Que entrañable es el sufrimiento. Pensar en eso es malgastar el tiempo. Pero el viajero no pensaba en su propio dolor. Es posible que para alguien tan solo sea un pobre tonto, pero para mí no lo es. Aunque para el resto de la gente sea una persona fácil de engañar, yo no le voy a engañar. A mí lo que me gustaría es hacerle feliz de verdad.”

Todos hemos sido viajeros tontos alguna vez. Es por eso que, cuando nos encontramos con uno nuevamente, nos creemos con el derecho de llamarle “tonto”. Pero la verdad, ninguno lo es, ninguno de nosotros lo fue. Fuimos afortunados, porque lo dimos todo, por algo o alguien, alguna vez.

Así que, la próxima vez que encuentres a algún viajero tonto por ahí, o si tienes a alguno como amigo, cuida mucho a esa persona.

Entonces, ¿Aun creen que el viajero es tonto?

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